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¿Que material elegir para el fular de porteo?

Es fácil encontrar diferentes materiales en la composición de los fulares. Los diferentes componentes, así como la proporción en que están presentes, otorgan al fular de porteo, sea del tipo que sea, características como la transpirabilidad, el soporte o el grosor.

Aunque es imposible ofrecer una visión completa sobre los materiales usados en los fulares, porque cada día aparecen nuevas opciones, vamos a intentarlo. Desde luego, éstos son los más utilizados hoy en día.

Indice

Algodón

El algodón es el material más habitual. De origen vegetal, está presente en la mayoría de los fulares (y de los portabebés en general), gracias a su estabilidad interna y buen soporte.

El algodón se ve en los fulares de porteo elásticos o semielásticos al cien por ciento o mezclados con otros materiales (hasta en una proporción del cincuenta por ciento) o con materiales sintéticos (estos siempre en proporción baja). Es decir, la composición puede variar con más o menos cantidad de algodón y los materiales sintéticos se añaden para que el fular tenga más elasticidad. En los fulares elásticos es especialmente importante respetar las recomendaciones de lavado de los fabricantes ya que un mal cuidado puede afectar a la elasticidad y durabilidad del mismo. Los fulares elásticos que no han sido tejidos como portabebés, sino que son simples telas de punto normales cortadas en las que el algodón no aporta suficiente estabilidad, se deforman con facilidad y tienen poco soporte.

Cuando se trata del fular de porteo tejido rígido, el algodón ofrece una gran estabilidad interna, por lo que aguanta el uso y el paso del tiempo sin problemas (siempre dependiendo del cuidado y de la forma en que haya sido tejido). Así, es un material “base” que suele estar presente en todos los fulares (con pocas excepciones) en porcentajes del cincuenta por ciento al menos (a veces, diferentes tipos de algodón: orgánico, egipcio, peinado, etcétera).

Los fulares realizados en o con algodón tienen un buen soporte y son bastante manejables desde el primer momento. Su “doma”(*) o preparación previa al uso es muy sencilla y corta (se vuelven más suaves y esponjosos con facilidad). Por este motivo el algodón es un buen material para empezar porque no requiere de cuidados especiales. Además, al ser el material más habitual, resulta relativamente fácil encontrar uno que enamore y encaje en todos los presupuestos.

Otra de sus virtudes es que se lava en lavadora sin problema, se puede meter en la secadora (siguiendo las instrucciones del fabricante en caso de duda) y planchar normalmente. De hecho, el proceso de lavado y planchado ayuda a la “doma” del fular.

fular de porteo de algodón

Cáñamo

El cáñamo es una fibra de origen vegetal que aporta más soporte y frescor a los fulares elásticos (normalmente, está presente en los fulares semielásticos, más que en elásticos). Si bien los fulares elásticos no necesitan doma o preparación previa para el uso porque el tejido de punto es más suave, “de fábrica”, aquellos que contienen cáñamo en su composición poseen un tacto más duro que los que llevan otros materiales. Sin embargo, en poco tiempo de uso se volverán suaves.

(*) Llamamos “doma” coloquialmente al proceso mediante el cual suavizamos un fular nuevo más o menos duro mediante procesos mecánicos además del propio uso.

En el fular rígido el cáñamo ofrece una tela muy duradera, con gran soporte y muy fresca. Sin embargo, es “duro“, aunque con el uso y el paso del tiempo, y dependiendo de la mezcla con otros materiales y del tipo de tejido, se irá haciendo más suave y manejable.

El cáñamo es una fibra muy transpirable (es relativamente más fresco que el cien por ciento algodón), brinda un tacto refrescante y mucho soporte (cuanto más cáñamo en la mezcla, más soporte). Tiende a absorber la humedad, por lo que en ambientes muy húmedos es muy posible percibir cierto tacto “húmedo” y una sensación de más peso. De hecho, es termorregulador por el efecto que presenta, tal como sucede con los botijos o vasijas (al tocarse la superficie de un botijo, vemos cómo éste se mantiene siempre húmedo, ese es el truco del agua fresca). De igual manera a cuando el sudor se evapora, necesita energía para que se produzca el cambio de estado líquido a gas. Esa energía puede tomarla del ambiente, pero también del cuerpo. Así, cuando se evapora, una parte de sudor extrae energía del cuerpo y disminuye la temperatura, por lo que esta termorregulación lo convierte en apropiado tanto para el verano como para el invierno.

Los fulares de cáñamo pueden presentar irregularidades en la trama que con el uso (porteo, lavado, planchado) irán desapareciendo.

Se pueden lavar, secar a baja temperatura en la secadora y planchar sin problema. De hecho, hacerlo ayuda en la “doma”.

Debido a su dificultad en domarlos, no suelen ser muy recomendados para empezar a portear o para llevar a un bebé pequeño, salvo que sea un fular de segunda mano que ya venga suave.

fular de porteo de cañamo

Lino

El lino es una fibra vegetal que, al igual que el cáñamo, resulta muy duradera, fresca y con mucho soporte en el caso de los fulares rígidos. Si se compara con el cáñamo, es más ligero, fino y fresco (especialmente si se trata de climas con humedad), así como menos mullido.

Su consistencia de dureza hace que se necesite de una “doma” larga, más que el cáñamo en general. Así que resulta una gran elección para portear a niños con más peso y cuando ya se domina la técnica de anudar.

También presentan las irregularidades de que hablábamos en el cáñamo. Al igual que éste, se puede lavar, secar y planchar sin problema, no solo para mantenerlos limpios, sino para acelerar el proceso para que se suavice.

fular de porteo de lino

Bambú

El bambú, de origen vegetal, se considera el más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, si no es procesado químicamente. Es decir, cuando se trabaja mecánicamente. Es el menos habitual ya que el proceso resulta más complicado. El bambú natural tiene características similares a la seda: resistente (aunque menos), suave y, con cierto brillo. Además, es termorregulador. A diferencia del bambú natural, la viscosa de bambú está procesada químicamente y posee menos soporte, es más suave y aporta cierta elasticidad, pero puede resultar resbalosa, por lo que con bebés más mayores es fácil que los anudados se desajusten o aflojen.

Se utiliza en los fulares elásticos por su suavidad, finura y frescor.

Debido a estas cualidades, junto con la resistencia que aporta, hay también fulares semielásticos cien por ciento de bambú que resultan ideales para bebés pequeños por su delicadeza y aptos para temperaturas muy calurosas gracias a su capacidad termorreguladora y tacto frío.

Y, por supuesto, es bastante habitual entre los fulares rígidos por estas mismas características: suavidad, termorregulación, tacto frío, cierto brillo… Mezclado con otros materiales, los fulares que lo llevan en su composición suelen estar suaves desde el primer día y además son bastante finos, por lo que pueden constituir buena elección para bebés pequeños.

En cualquier caso, es un material que resulta en fulares suaves y bastante ligeros, muy frescos en verano, ya que mantienen un tacto frío con el mismo efecto de humedad que explicamos en el caso del cáñamo, pero sin tanta sensación de pesadez.

fular de porteo de bambú

Seda

La seda es una fibra de origen animal. La producen los gusanos de seda como parte de su proceso de transformación en mariposa. Hay dos tipos de seda, la “normal” o comercial y la seda salvaje. En el primer caso, la crisálida dentro del capullo muere como parte del proceso, porque no se le permite emerger naturalmente del mismo para que no rompa la hebra de seda. Así, la seda resultante de este proceso está formada por hebras largas y el aspecto es liso. De las sedas comerciales, la más habitual es la seda morera o “Mulberry“.

Cuando se espera a que la mariposa salga del capullo y se recolecta ya abierto, la fibra ha sido rota en el proceso y la seda resultante es de fibra corta y con más irregularidades. Esta seda salvaje incluye los tipos “Tussah” (que es muy frecuente en fulares), la “Dupioni” y la “Momme”.

La seda resultante del primer proceso es muy resistente, ya que es uno de los materiales naturales más fuertes. Es también un material muy suave y brillante. Por tanto, los fulares que la llevan tienen mucho soporte con poco grosor, resultan elegantes y con un acabado “satinado” o “brillante” según la cantidad de seda que lleve en la mezcla. Por el otro lado, la seda salvaje, al estar las fibras “rotas”, aporta muchísimo menos soporte, usándose sobre todo para aportar al fular suavidad y brillo. La seda salvaje también otorga agarre gracias a su rugosidad. En cualquier caso, un fular con seda necesitará algo de doma, pero nunca tanto como el lino o el cáñamo. Los fulares con seda no deberían sufrir procesos de doma intensos, como los que recomendamos en otros fulares más duros (no hay que trenzarlos, anudarlos, etcétera). Con el uso normal es suficiente.

Su cuidado es delicado ya que en húmedo la seda es quebradiza. Necesita productos y rutinas de lavado apropiados.

fular de porteo de seda

Lana

La lana es un material de origen animal que se ve sobre todo en fulares rígidos y algunos semielásticos. Mezclada con otros materiales o en fulares de cien por ciento lana, ofrece gran adaptabilidad y confort. Eso sí, resulta un material delicado de cuidar y requiere para su lavado procedimientos y productos adecuados.

Se encuentra de diferentes tipos según el animal del que se obtiene: de oveja, de oveja merina, mohair (cabra de angora), cachemira (cabra de cachemira), alpaca, llama, vicuña, camello, etcétera.

El animal de origen determina las características específicas del tipo de lana, pero en general, podemos decir que la lana es un material aislante térmico. Eso implica que, con frío, mantiene el calor corporal, por lo que resulta un material que identificamos con el invierno. Sin embargo, aunque parezca difícil de creer, su función aislante también hace que los fulares fabricados con lana sean adecuados en verano porque, además de mantener el calor alejado del cuerpo del usuario, permite la transpiración.

En los fulares es un material que aporta soporte y, sobre todo, suavidad y cierta elasticidad o rebote, que se evidencia más en bebés pesados. Los fulares con lana también resultan mullidos. Como siempre, la mezcla con otros materiales y la forma de tejerlos influye en estas propiedades y, como hemos dicho antes, en el tipo de lana.

Otra cuestión a tener en cuenta es que puede “picar”. No todas las lanas lo hacen, pero sí algunas de ellas, si bien, en general, las que lo causan van perdiendo esa característica con el uso y los lavados.

Los materiales sintéticos que suelen encontrarse en los fulares elásticos para añadir elasticidad al tejido son la lycra, el elastano y el spandex. Se suelen encontrar en proporciones bajas (normalmente, no más de un siete por ciento), porque de lo contrario el tejido podría perder el sostén necesario para la función portabebés.

Impiden la transpiración y regulación térmica, por lo que son más calurosos que los fulares totalmente naturales y pueden no constituir la mejor opción en casos de prematuros que tienen más dificultad para mantener su temperatura estable, así como en climas calurosos.

Existen, por otro lado, fulares totalmente sintéticos: son fulares para el agua. No sirven para nadar, pero sí para mojarse porque se secan rápido y están confeccionados en un material no tan elástico, con telas que incluso ofrecen protección solar.

fular de porteo de lana

Fibra textil PET reciclada

Es un material que surge de hilar PET reciclado (un termoplástico muy usado en envases alimentarios) combinado con fibra textil (que puede ser reciclada o no) como el algodón.

Es un material termorregulador ideal para climas cálidos. Resulta muy fácil de mantener y suave desde su primer uso. Por lo demás, es muy similar a la lana, pero con un cuidado muy sencillo: es resistente a las manchas y repelente al agua, posee esa elasticidad y rebote de que hablábamos con la lana así como la sensación mullida.

fular de porteo de fibra textil PET

Otros materiales

Hay otros materiales que es factible encontrar en los fulares tejidos, aunque son muchísimo menos habituales:

  • Cottolin: es una fibra que se obtiene al hilar juntos algodón y lino. Resulta un material fino y resistente, sin irregularidades, uniendo lo mejor de ambos materiales.
  • Ramio: es una fibra vegetal que aporta las mismas características que la seda, como soporte, brillo o suavidad. Es difícil de obtener por lo que resulta escasa y, por lo tanto, costosa.
  • Kapok: es una fibra vegetal que se ha usado habitualmente para rellenos (se conoce como guata o miraguano natural). Es cálida, suave y esponjosa, características que aporta a los fulares que se realizan con ella. Igualmente aporta soporte con poco grosor.
  • Algas: Cada vez más presentes en los fulares, las fibras derivadas de las algas aportan suavidad, tacto húmedo y fresco y cierto acabado satinado. También, según los fabricantes de dichas fibras, protegen y cuidan la piel.
  • Metales: Las fibras metálicas se usan en muy pequeña proporción y para “jugar” con la estética del fular, etc.

Con todo esto podemos concluir que no existe el material “ideal”.

Cada día hay más opciones (de materiales, tejidos y grosores-gramajes) y las diferentes combinaciones entre ellos resultan en fulares de diferentes características. Generalizar resulta, hoy por hoy, imposible.

Tejidos

Antes comentamos que los fulares rígidos están formados por un tejido plano, que consta de trama y urdimbre: la urdimbre son los hilos que se ponen longitudinalmente en el telar y por entre ellos se pasa la trama para constituir el tejido. Cómo se combinen trama y urdimbre da como resultado los diferentes tipos de tejidos. Así, el más frecuente es la sarga quebrada (conocida también como sarga cruzada). También existe la sarga diamante, jaquard de dos o tres hilos… junto con la gran variedad de opciones de los tejidos a mano.

Todas estas técnicas dan como resultado tejidos manejables, con soporte, resistentes e indeformables. Al combinarse con los diferentes materiales y gramajes, obtenemos una gran variabilidad de fulares posibles, con diferentes características y diseños de todo tipo.

fular de porteo tejido

¿Cuál elegir?

Que un fular tenga mucho soporte o sea muy suave no depende solo del material. También influye el grosor (gramaje) y la manera en que se teje (sarga quebrada, sarga diamante, jacquard de más hilos, tafetán…), así como la apertura de la trama. Los fulares más finos pueden resultar más frescos y fáciles de manejar, pero igualmente se “clavan” más en cuanto el bebé tiene cierto peso. Pero un fular grueso tampoco es la solución, ya que aunque resulte más mullido será también más difícil de suavizar y ajustar.

Ante la elección de un único fular, recomendamos uno con una composición alta de algodón o cien por ciento algodón, de un gramaje medio, de “Talla Base” o algo más larga y, sobre todo, que el diseño, motivo y color enamoren al usuario.

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