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La displasia de cadera

Indice

En qué consiste

La displasia de cadera es un término amplio que se ha utilizado para incorporar problemas de la cadera que se halla en desarrollo. Se presenta cuando la cabeza del fémur no se encuentra encajada en el acetábulo de la cadera. Es decir, la bola no está situada correctamente en la cavidad de la cadera y se desplaza dentro de ésta, deformando sus bordes. La luxación de cadera se presenta cuando el fémur se desplaza fuera del hueso de la cadera. Debido a que en los bebés el dolor no es una manifestación de estas condiciones, puede pasarse por alto su diagnóstico.

displasia de cadera

La displasia y la luxación de caderas forma parte de algunas condiciones que se pueden presentar en los bebés, y para un mejor entendimiento sobre su relación con los portabebés, hemos querido empezar por mencionar algunas palabras clave.

Palabras clave

  • Las caderas: son la parte del cuerpo que está ubicada entre la unión de la pierna y el tronco. La conforman la unión entre el hueso del fémur y el hueso superior de la pelvis y permiten el sostén y la estabilidad de la columna vertebral así como la movilidad de las piernas.
  • El fémur: es el hueso más largo y más fuerte del cuerpo humano y resulta importante para el movimiento de la pierna. Está ubicado en el muslo, proporciona un lugar de unión para los músculos de las piernas y las nalgas, y tiene una cabeza o bola, cabeza del fémur, donde se articula con la cadera.
  • La cabeza del fémur: es la articulación o punto de unión de cada cadera y está formada por una bola llamada cabeza femoral o cabeza del fémur. En otras palabras, la parte superior del fémur termina en forma de bola y se denomina cabeza del fémur. La cabeza del fémur encaja en el llamado acetábulo.
  • El acetábulo o cavidad de la cadera: se forma en el hueso coxal de la pelvis. Es el área de la pelvis que es capaz de convertirse en una cavidad articulatoria de la cadera y permite que el hueso permanezca en la articulación, haciendo que el movimiento y la rotación sean posibles. Al principio es cartilaginoso y a medida que el bebé crece se va convirtiendo en hueso.
  • Abducción: para entender el movimiento de abducción basta imaginar que el cuerpo está dividido en dos partes igualmente proporcionadas. La abducción es el movimiento que causa que una parte del cuerpo se aleje del plano central que divide nuestra complexión.
  • Flexión: es aquel movimiento que causa que el cuerpo o alguno de sus miembros se doble.

Las caderas de un bebé recién nacido

Ya mencionamos que a medida que el bebé se desarrolla dentro del útero su esqueleto adquiere una estructura cartilaginosa y blanda, que después del nacimiento sufrirá un proceso de osificación paulatina hasta la edad adulta. En el útero las piernas del bebé no están extendidas ni permanecen juntas, y el bebé en formación va adquiriendo una posición característica y natural propia. Esta posición saludable es la que conservará durante un tiempo después de nacer, hasta que sus articulaciones se extiendan naturalmente.  Se la llama posición «ranita», «M», «jinete», «humana» o en definitiva, «posición fisiológica».

Debido a esta estructura cartilaginosa es importante, en especial durante los primeros seis meses de vida, cuidar dicha postura para proteger la posición del acetábulo dentro de la cabeza del fémur; la posición de flexión y abducción propia del bebé en sus primeros meses faculta que la cabeza del fémur esté centrada y en su lugar, y que los ligamentos permanezcan sin tensión durante su crecimiento. La cabeza del fémur encaja perfectamente en la cavidad de la cadera, favoreciendo así su desarrollo de manera saludable.

Por lo general los bebés mayores de seis meses tienen sus ligamentos, músculos y articulaciones lo suficientemente fuertes como para ayudar a soportar el peso de sus piernas y sus caderas están más desarrolladas.

Quiénes la sufren

La displasia de cadera en los seres humanos se diagnostica normalmente en los bebés. Si no es diagnosticada a tiempo, podría ocasionar dolor, artrosis, osteoartritis, marcha anormal, disminución de la agilidad o una notoria diferencia en el tamaño de las piernas en la adultez.

La displasia puede ser congénita o de desarrollo (evolutiva). En otros términos, el bebé puede nacer con displasia de cadera en una o ambas caderas, o adquirirla con posterioridad, caso este último en el cual se encontraban normales al momento de nacer o en los primeros meses de vida, y se tornaron anormales posteriormente.

Causas de la displasia de cadera

Las causas que producen la displasia no están determinadas con exactitud, influyendo el sexo (estadísticamente, las niñas tienen una mayor incidencia de la displasia de cadera que los niños), factores relacionados con el embarazo (como por ejemplo un bajo nivel de líquido amniótico o la posición del bebé en el útero), partos de nalgas, partos traumáticos, los primogénitos, bebés grandes o antecedentes familiares. El hecho de que se presenten estos factores arrojados por las estadísticas no quiere decir que no la puedan sufrir otros bebés.

Diagnóstico y tratamientos

La displasia puede diagnosticarse después del nacimiento a través de exámenes físicos o mediante un ultrasonido de rutina, y hay una variedad de tratamientos que se utilizan dependiendo de la edad del niño y de la severidad de la condición. Cuanto más temprano se diagnostique, hay mayor posibilidad de tratarse con una solución postural que busque mantener la cabeza del fémur centrada en su lugar, de manera que se pueda corregir la posición mientras la articulación adquiera más desarrollo.

En bebés pequeños, esto se logra manteniendo la abducción y flexión propias del cuerpo sano del bebé en la que las piernas permanecen separadas y flexionadas de forma permanente durante un tiempo, a través de elementos como férulas, cojines y arneses. En otras ocasiones es necesaria una cirugía.

Se puede decir que, independientemente de la necesidad de un tratamiento ortopédico, al posicionar a cualquier pequeño erguido, con su espalda curva y sentado con las piernas abiertas y flexionadas, estamos utilizando una práctica casual que contribuye con un buen desarrollo postural. Es de interés observar a las culturas en las que el bebé es llevado en esa posición como parte del estilo de vida y del día a día de sus integrantes en las que resulta poco frecuente la displasia de caderas.

Portabebés

Volviendo con las letras del abecedario, la «M» o posición «ranita» de las piernas del bebé se ajusta al portabebés correctamente utilizado.

Para favorecer la flexión, basta inclinar la pelvis del bebé ligeramente hacia dentro (cadera en retroversión), y acomodar las piernas del bebé de manera que las rodillas quedan elevadas (un signo claro y sencillo que ayuda a ver si la posición resulta correcta es mirarse en el espejo y verificar que las rodillas del bebé estén posicionadas por encima de sus nalgas).

De esta forma se permite un suficiente soporte a los muslos del bebé, de corva a corva, que se amplía hasta las rodillas que se encuentran flexionadas, con las piernas abiertas (abducción). Las articulaciones de la cadera permanecen en una posición óptima y no hay ningún peso que pudiera arrastrar hacia abajo la articulación. Con un uso adecuado del portabebés, también es respetada la propia y natural forma curva («C») de la columna del pequeño.

displasia de cadera 2

Llevar correctamente a un bebé en un portabebés ergonómico permite la posición de flexión y abducción, de manera que las caderas permanezcan en esta posición óptima, se reduzca la tensión en las articulaciones aún en desarrollo y se facilite el libre movimiento de las articulaciones de las piernas y caderas. Dicho de otro modo, al contribuir a que el bebé tenga sus caderas en una posición que respete su desarrollo saludable, se favorece el desarrollo de las caderas.

Factores de ergonomía

Los factores de ergonomía se vuelven presentes con un portabebés, cuando es utilizado sin presionar las piernas del bebé uniéndolas y/o estirándolas (al quedar las piernas colgando sin soporte la cavidad es la que carga con todo el peso de las piernas colocando presión), al permitir que las rodillas del pequeño estén más arriba que las nalgas, y al facultar que el peso de las piernas del bebé tenga apoyo, sin que la articulación de la cadera aún en formación quede arrastrada hacia abajo.

No obstante, no hay estudios que concluyan que un portabebés en el que el bebé no vaya en la posición fisiológica contribuya al desarrollo de displasia de caderas en un bebés se hayan conducido que den base.

Tampoco que la causen asientos de coche, hamacas, columpios, balancines y andadores, entre otros.

Aunque se está realizando un esfuerzo cada vez mayor, aún no existe una evidencia científica clara y definitiva que concluya que una correcta posición en un portabebés contribuya a prevenirla. Se sabe que la salud de las caderas en desarrollo es muy importante y que la displasia debe ser detectada a tiempo, pero no se sabe qué tipo de posiciones dentro de un portabebés podrían prevenir, o por el contrario, causar algún tipo de displasia.

Tampoco hay claridad de que, antes de los seis meses de vida, favorecer este desarrollo natural cuando se usan dispositivos contribuya a prevenir problemas de caderas en el futuro. Si bien se sabe que en sociedades en que el porteo tradicional se hace en posición fisiológica hay menos prevalencia de displasia de caderas, no se ha podido establecer una relación causa-efecto irrefuta. Lo que sí está claro es que la posición «ranita» es más parecida a la que se utiliza para el tratamiento de la displasia que otras posiciones.

Recomendación

Es prudente, por lo menos durante los primeros meses, que los bebés se mantengan en esa posición saludable de las caderas, sin ningún tipo de tensión. Desde luego un portabebés ergonómico contribuirá a facilitarlo.

Además de que será más cómodo para el bebé y para el usuario. El hecho de usar portabebés no ergonómicos puede no contribuir a un buen posicionamiento del cuerpo del bebé, que termine, por la posición, obstaculizando sus vías respiratorias.

Un portabebés que respeta una postura ergonómica va a promover la posición óptima del cuerpo del bebé, simplemente porque respeta su anatomía.

Otro factor característico de un uso apropiado el portabebés, es el tener en cuenta que todos los bebés son diferentes, aun cuando compartan características comunes. Aquí volvemos a hacer énfasis en que algunos bebés naturalmente abren las piernas más ampliamente que otros. En cualquier caso, forzar la apertura de las caderas para colocar al bebé dentro para lograr una apropiada ubicación dentro del portabebés o mientras se lleva, no permite que sus piernas adopten (con mayor atención si se trata de un bebé pequeño) la misma postura acurrucada que suelen tomar cuando el bebé es levantado desde una superficie en la que está acostado de espaldas. A su tiempo, cada bebé las abrirá conforme a las posibilidades que determine su desarrollo.

¿Reemplazo de otros tratamientos?

Un portabebés ergonómico podría contribuir al desarrollo de las caderas sanas si es utilizado correctamente porque aleja la posibilidad de que el bebé soporte su propio peso en sus caderas e imita la posición que se utiliza para tratar la displasia de caderas cuando el bebé ha sido diagnosticado.

Pero no es una cura para la displasia y resulta necesario llevar al bebé a controles médicos de rutina que comprueben su buen crecimiento y desarrollo, con mayor particularidad si el bebé es menor de seis meses. En el caso de una displasia de cadera detectada a tiempo, la solución postural se indica casi siempre por veinticuatro horas.

El proveedor de salud de confianza otorgará la orientación de si una solución postural con un dispositivo que se recomiende como tratamiento, se pudiera usar junto a otro recurso como un portabebés que mantenga la cabeza del fémur en una posición céntrica en la cavidad, y usarlo como elemento que imite la misma posición permanente y continua que se busca en el tratamiento de la displasia.

Para ello es conveniente llevar el portabebés o el folleto ilustrativo sobre el mismo a la consulta e indicar la manera en que se usa para que el experto considere si es apropiado o no, ya sea que se incluya dentro del tratamiento o simplemente que se use para llevar al bebé, después de verificar su funcionalidad y ergonomía.

Siempre es posible portear si el bebé lleva un dispositivo ortopédico para corregir la displasia o cualquier otro problema de desarrollo. Se puede portear a un bebé escayolado, con arnés de Pavlik o cualquier otro dispositivo de abducción de la cadera. En estos casos, conviene la consulta con un profesional de porteo del bebé con conocimiento que ayude en la elección y uso correcto del portabebés más apropiado.

Mas afecciones posibles del bebé

Es fundamental que los padres y cuidadores comprendan las diversas afecciones que pueden afectar a un bebé para poder brindar el mejor cuidado posible. Reconocer y comprender estas afecciones permite a los cuidadores actuar con rapidez y eficacia, garantizando el bienestar del bebé y facilitando una pronta recuperación.