El movimiento es crítico para el desarrollo cognitivo, motor y sensorial. Algunos bebés pueden nacer con alguna tensión en los músculos del cuello notoria o imperceptible y la tortícolis se presenta porque esa presión le impide moverse cuando voltea la cabeza. Tener tortícolis puede ocasionar retrasos motores, un uso asimétrico de manos y brazos, problemas visuales, problemas al amamantar, reflujo y otros, además del riesgo colateral de desarrollar plagiocefalia. Detectarlo a tiempo sirve para prevenir condiciones que retrasan el correcto desarrollo.

Prevención y manejo de la plagiocefalia y la tortícolis en bebés
Las causas que generan aquellas alteraciones imperceptibles en el cráneo que producen la plagiocefalia dentro del útero y durante el momento del parto, pueden ser las mismas que causan la tortícolis, entre otras. Y cuando un bebé tiene tortícolis, como permanece con su cabeza hacia un solo lado, puede desarrollar plagiocefalia. Si a esto le sumamos la falta de brazos, permanecer mucho en otras superficies podrían aumentar la presión sobre la espalda y la cabeza del bebé agravando el problema.
Identificación temprana y prevención a través del porteo
No sólo la forma que tiene la cabeza de un bebé podría ser la indicación de que no está experimentando un movimiento adecuado.
También cuando coloca la cabeza hacia el mismo lado. La prevención vuelve aquí a presentarse como un factor importante: un bebé recién nacido por lo general descansa su mejilla en el pecho del cuidador cuando es llevado en el portabebés. Y necesita que su cabeza sea movida activa y pasivamente para estirar y fortalecer los músculos de manera simétrica. Si el bebé es pequeño, será positivo, además de resultar fácil cambiar la posición, dar simplemente soporte en la cabeza por detrás, separar suavemente del pecho del cuidador (que se inclinará cuidadosamente), y se cambia sin forzar. Luego lo mismo del otro lado. Cuando un bebé sostiene su cabeza es curioso y puede acomodarla donde quiera, incluso lejos del pecho.
Estrategias de manejo y terapia para fortalecer el cuello del bebé
Es bueno comprobar cuál es el lado preferido del bebé y observar si permanece siempre mirando al mismo lado con una mejilla en contacto más que la otra. Sin importar la edad del bebé ni el tipo de portabebés, si hay dificultad al hacerlo porque el bebé experimenta molestia, o si es difícil manipular la cabeza del bebé, podría encenderse la alarma para detectar alguna lesión antes de que se presenten malformaciones musculares.
La tortícolis no tendría por qué asociarse al porteo aun cuando podría resultar muy normal, por el dolor, que el bebé que la padece no quiera ser porteado, aunque se use por ejemplo un fular de porteo para sostener la cabeza del bebé en su lugar. Por el contrario, puede resultar una manera óptima de detectar alguna alteración y una solución, junto con la terapia, para ayudar a fortalecer los músculos del cuello del bebé. Si los brazos reemplazan otras superficies, la cabeza del bebé quedará libre y podrían minimizarse así los efectos de la tortícolis (y la plagiocefalia, como pudimos ver).

Recapitulando
El porteo puede ser un reto para personas que tienen capacidades diferentes. Y hay bastantes personas que disfrutan de sus beneficios y observan que sin su portabebés la vida no resulta tan fácil. A continuación explicaremos algunos casos en que portear es viable.
Mas afecciones posibles del bebé
Es fundamental que los padres y cuidadores comprendan las diversas afecciones que pueden afectar a un bebé para poder brindar el mejor cuidado posible. Reconocer y comprender estas afecciones permite a los cuidadores actuar con rapidez y eficacia, garantizando el bienestar del bebé y facilitando una pronta recuperación.