La práctica más importante para el desarrollo de la salud emocional y social de los bebés y niños, es cargar a los pequeños en el cuerpo del cuidador, de una manera sostenida y prolongada en el tiempo, constituyendo la mejor opción contra la depresión, la alienación social, la violencia y el abuso de drogas y alcohol en el futuro.
Los bebés en el momento de nacer como seres más sensibles que no tienen sentido del tiempo y viven en un eterno ahora, y se sienten bien en contacto con el cuerpo de la madre. Estar en sus brazos es para el bebé un lugar esperado, familiar, que satisface sus necesidades del momento contribuyendo además a su desarrollo.
Cuando su madre lo deja no puede saber que ella volverá enseguida y el mundo se vuelve inhóspito para él.

El impacto del contacto materno en el bienestar del Bebé
El sentimiento de bienestar y de dicha tiene que ver con el contacto que posee con el cuerpo de su madre: sabe que está bien y que es valioso y bienvenido. Según la autora, el cambio que experimenta un bebé al abandonar la hospitalidad del útero es grande, pero llega preparado para dar el salto a su lugar: los brazos de su madre: “Durante millones de años, los recién nacidos han mantenido un estrecho contacto físico con sus madres en el momento de nacer”.
Si se lo compara con otros mamíferos, un bebé depende de otros y necesita de atención mientras va madurando en su desarrollo; necesita estar muy cerca de quien lo cuida. Su madre, por naturaleza, está provista de la capacidad de proteger al bebé y procurar cuidados y alimento para él.
Ciertamente, si nacemos con una profunda necesidad biológica y evolutiva de ser llevados en brazos, necesidad inherente a nuestra condición humana, llevar a un pequeño obedece a una respuesta propia que forma parte de la manera en que se lo protege de modo natural.
Existen estudios que resaltan la importancia de la proximidad entre madre e hijo. La unión madre – hijo es la relación social más temprana y más crítica de los bebés mamíferos. Para promover este vínculo, los niños poseen conductas innatas tendentes a buscar la cercanía materna, y protestar en caso de separación, comunicándose a través del llanto y el movimiento corporal.
Cuando los bebés están en brazos de sus madres, se reduce el llanto, los movimientos del cuerpo y la frecuencia cardíaca. Y, sí, por lo general las madres prefieren mantener a sus bebés calmados y relajados.

Todos podemos participar
Otorgar cercanía física a un bebé obedece a un hecho característico de aquellos que lo cuidan, quienes suelen disfrutar de sensaciones positivas y de bienestar al llevarlos en brazos. Esto resulta muy positivo para la relación y también para el bebé, quien se siente bien al ser llevado en brazos mientras crece y recibe experiencias, estímulos y oportunidades de aprendizaje. La cercanía, además de brindar la oportunidad de lograr una familiaridad física y psicológica, permite adquirir una sintonía del uno hacia el otro y contribuir a que fluyan juntos, a interactuar, a que exploren patrones, modos, sensaciones, estados de ánimo y señales. A un bebé le encanta ser llevado y probablemente a muchos de nosotros nos encante llevar a los bebés.

La importancia de mantener un contacto físico activo con la madre
Sin embargo, el bebé recién nacido a quien conoce y espera es a su madre. En ausencia de ésta, podrá conformarse con otro cuidador, mejor cuanto más implicado vaya a estar en su vida futura (mejor pareja que una enfermera, mejor una enfermera que una cuna). Conforme el bebé crece, va ampliando su círculo social, incluyendo en él de forma natural a los diferentes cuidadores y familiares, disfrutando del contacto de otras personas, figuras de apego cuyo enlace debe comenzar respetando las necesidades del bebé.
El contacto físico que se mantiene permite que el campo energético se vuelva una unidad entre el bebé y la persona que lo cuida y el pequeño pueda descargar el exceso de energía a través de las actividades de quien lo portea, energía cuyo exceso fluye a través de dicha persona.
De esta manera el bebé puede permanecer relajado y, más adelante, cuando empiece a desarrollar su motricidad (reptar, gatear, andar…), hará circular su propia energía. Por ello debería ser tema de preocupación que el bebé pase demasiado tiempo “inactivo” en el portabebés. Conforme su necesidad de movimiento autónomo vaya aumentando, su demanda de contacto intenso irá disminuyendo naturalmente.
Recomendaciones esenciales para un porteo seguro de tu bebé
Encontrarás muchas recomendaciones sobre cómo llevar a tu bebé con seguridad. Estas recomendaciones suelen incluir información sobre la correcta distribución del peso, la importancia de mantener las vías respiratorias despejadas y la necesidad de revisar el equipo regularmente. Bibliotecas locales, clínicas pediátricas y tiendas de artículos para bebés suelen ofrecer materiales informativos y talleres sobre el tema.

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